El servicio de diligencias
Hasta mediados del Siglo XIX no hubo en León un servicio público de transporte a otras ciudades.
Cualquier viaje entonces se hacía por cuenta y riesgo de cada persona, ya fuera que lo hiciera a pie, a caballo o carreta; solo o acompañado. Era peligrosísimo debido a las partidas de "chinacos" (guerrilleros liberales) y asaltantes de caminos que atacaban a todos aquellos que se atrevían a salir de la ciudad, sobre todo de noche.
En 1864 algunos hombres de empresa, confiados en la estabilidad del gobierno del Emperador Maximiliano, resolvieron establecer, por primera ocasión, un servicio regular de pasajeros utilizando los transportes llamados diligencias, entre las ciudades de León y Guadalajara.
Las diligencias eran carruajes de cuatro ruedas, con amortiguadores, techo y cristales para hasta seis pasajeros, tirados por dos o más caballos, que dirigía un cochero sentado generalmente en el techo.
Cualquier viaje entonces se hacía por cuenta y riesgo de cada persona, ya fuera que lo hiciera a pie, a caballo o carreta; solo o acompañado. Era peligrosísimo debido a las partidas de "chinacos" (guerrilleros liberales) y asaltantes de caminos que atacaban a todos aquellos que se atrevían a salir de la ciudad, sobre todo de noche.
En 1864 algunos hombres de empresa, confiados en la estabilidad del gobierno del Emperador Maximiliano, resolvieron establecer, por primera ocasión, un servicio regular de pasajeros utilizando los transportes llamados diligencias, entre las ciudades de León y Guadalajara.
Las diligencias eran carruajes de cuatro ruedas, con amortiguadores, techo y cristales para hasta seis pasajeros, tirados por dos o más caballos, que dirigía un cochero sentado generalmente en el techo.
Hasta mediados del Siglo XIX no hubo en León un servicio público de transporte a otras ciudades.
Los días de salida –en ambas poblaciones- eran los martes y viernes, el viaje duraba dos días, con las consiguientes molestias derivadas de los malos caminos, la inseguridad y la poca comodidad de los vehículos.
El precio por persona era de 20 pesos, teniendo derecho a llevar equipaje por una "arroba" (once y medio kilos aproximadamente). Se cobraba dos pesos más por kilo excedente.
El 25 de febrero del citado año, ante la expectación y los comentarios del público reunido afuera del Mesón de la Delicias (hoy Casa de la Cultura "Diego Rivera") en aquella mañana luminosa y tibia, partió la primera diligencia hacia Guadalajara. En previsión de lo que pudiera ocurrir, los primeros viajantes habían arreglado "todas sus cuentas", lo mismo materiales que espirituales.
Estaba terminantemente prohibido que las mujeres viajaran solas o en compañía de otras mujeres, pues siempre debían ser escoltadas por algún varón mayor de edad que se hiciera responsable de ellas.
Para 1872 la diligencia ya llegaba hasta la ciudad de México.
También de León salía cada tercer día un vehículo a Guanajuato, que costaba tres pesos por persona y tardaba unas seis horas en llegar. La gente rica viajaba en la diligencia que salía a las 7 de la mañana, pues transitaba en las horas más frescas del día. En cambio los no tan afortunados debían hacerlo en la que llegaba de Lagos de Moreno a eso de las 12 pm.
El precio por persona era de 20 pesos, teniendo derecho a llevar equipaje por una "arroba" (once y medio kilos aproximadamente). Se cobraba dos pesos más por kilo excedente.
El 25 de febrero del citado año, ante la expectación y los comentarios del público reunido afuera del Mesón de la Delicias (hoy Casa de la Cultura "Diego Rivera") en aquella mañana luminosa y tibia, partió la primera diligencia hacia Guadalajara. En previsión de lo que pudiera ocurrir, los primeros viajantes habían arreglado "todas sus cuentas", lo mismo materiales que espirituales.
Estaba terminantemente prohibido que las mujeres viajaran solas o en compañía de otras mujeres, pues siempre debían ser escoltadas por algún varón mayor de edad que se hiciera responsable de ellas.
Para 1872 la diligencia ya llegaba hasta la ciudad de México.
También de León salía cada tercer día un vehículo a Guanajuato, que costaba tres pesos por persona y tardaba unas seis horas en llegar. La gente rica viajaba en la diligencia que salía a las 7 de la mañana, pues transitaba en las horas más frescas del día. En cambio los no tan afortunados debían hacerlo en la que llegaba de Lagos de Moreno a eso de las 12 pm.
El 25 de febrero de 1864, ante la expectación y los comentarios del público reunido afuera del Gran Hotel Guerra (hoy Casa de la Cultura) en aquella mañana luminosa y tibia, partió la primera diligencia hacia Guadalajara.
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