El baile de El Cotillón
Uno de los eventos sociales más importantes y con mayor tradición en la ciudad de León es el baile del Cotillón; un baile que actualmente reúne a decenas de quinceañeras, sus respectivos chambelanes y cientos de amigos y familiares que atestiguan el debut en sociedad de estas jovencitas.
Se trata de un evento que ha venido organizándose año tras año durante más de sesenta años y que ha formado un grupo selecto de participantes que para estas fechas ya cuenta con abuelas, madres y nietas.
Fue en el siglo XVII que se bailaron los primeros cotillones en los fastuosos salones de los elegantes castillos franceses, pero que dejaron de llevarse a cabo una vez que triunfó la revolución en aquel país europeo; aunque algún tiempo después el general Napoleón Bonaparte se encargó de sacarlos del olvido.
En nuestra ciudad los primeros cotillones se bailaron recién comenzado el siglo XX y fueron organizados por las señoritas Emma, Elena y Lulú Antillón -hijas del gobernador del estado, general Don Florencio Antillón- quienes solían pasar largas temporadas de vacaciones en el viejo continente, en donde se les ocurrió la idea de traerlo a su ciudad natal. Estos bailes se llevaron a cabo en el Palacio Municipal y fueron muy bien vistos por la mejor sociedad de la época.
Para celebrar el primer centenario de la Independencia Nacional, es que en 1910 el General don Porfirio Díaz y su esposa organizan un Cotillón en el Casino Español de la capital mexicana. Resultó tan suntuoso el acontecimiento que rápidamente se pusieron de moda por todo el país.
En 1928 un grupo de jóvenes leoneses funda El Club Rotario de León con el fin de llevar a cabo actividades en beneficio de la ciudad; para tal efecto –y con el fin de allegarse recursos económicos- es que comienzan a organizar diferentes bailes que reúnen a la sociedad en general. En un principio todo mundo asistía a ellos, pero con el paso de los años la asistencia de jóvenes comenzó a decaer.
Se trata de un evento que ha venido organizándose año tras año durante más de sesenta años y que ha formado un grupo selecto de participantes que para estas fechas ya cuenta con abuelas, madres y nietas.
Fue en el siglo XVII que se bailaron los primeros cotillones en los fastuosos salones de los elegantes castillos franceses, pero que dejaron de llevarse a cabo una vez que triunfó la revolución en aquel país europeo; aunque algún tiempo después el general Napoleón Bonaparte se encargó de sacarlos del olvido.
En nuestra ciudad los primeros cotillones se bailaron recién comenzado el siglo XX y fueron organizados por las señoritas Emma, Elena y Lulú Antillón -hijas del gobernador del estado, general Don Florencio Antillón- quienes solían pasar largas temporadas de vacaciones en el viejo continente, en donde se les ocurrió la idea de traerlo a su ciudad natal. Estos bailes se llevaron a cabo en el Palacio Municipal y fueron muy bien vistos por la mejor sociedad de la época.
Para celebrar el primer centenario de la Independencia Nacional, es que en 1910 el General don Porfirio Díaz y su esposa organizan un Cotillón en el Casino Español de la capital mexicana. Resultó tan suntuoso el acontecimiento que rápidamente se pusieron de moda por todo el país.
En 1928 un grupo de jóvenes leoneses funda El Club Rotario de León con el fin de llevar a cabo actividades en beneficio de la ciudad; para tal efecto –y con el fin de allegarse recursos económicos- es que comienzan a organizar diferentes bailes que reúnen a la sociedad en general. En un principio todo mundo asistía a ellos, pero con el paso de los años la asistencia de jóvenes comenzó a decaer.
Nadie sabía cómo resolver el fenómeno, entonces -siendo presidente del club don Alfonso Villaseñor Shole- y su esposa, doña Carmelita Ruiz de Villaseñor, fueron invitados a La Lonja en San Luis Potosí, en donde fueron testigos del baile de "Los Lanceros" que era todo un éxito entre los jóvenes y deciden traerlo a León.
Don Alfonso Villaseñor Shole y su esposa, doña Carmelita Ruiz de Villaseñor trajerón El Cotillón a León.
El mismo año en que IBM inventó la primera computadora, se botó el primer submarino nuclear y fue inventado el rocanrol; ese año de 1954, en el mes de abril, es que se baila el primer Cotillón organizado por los Rotarios de León.
En estos primeros bailes no participaban debutantes, sino las hijas e hijos de los socios rotarios, que en su mayoría vivían en la zona centro. Los ensayos tenían lugar en el patio de la casa de don Jesús Maldonado, ubicada en la segunda cuadra de la calle 5 de Mayo (hoy Plaza de la Tecnología), pues el salón rotario estaba hasta Bellavista. En algunas ocasiones los ensayos también tuvieron lugar en el Casino de León, que por entonces se encontraba en el edificio de las Fábricas de Francia.
A los ensayos no faltaba ninguno de los participantes y éstos siempre llegaban con una extensa palomilla de cuates, pues como en aquel tiempo los colegios no eran mixtos, cualquier oportunidad de convivir con el sexo opuesto era visto como una gran fiesta.
Por si fuera poco los ensayos se llevaban a cabo en Cuaresma, que por entonces se hacía respetar de una manera muy estricta. No se podían organizar fiestas, prohibido escuchar la radio y ni pensar en ir al cine... entonces asistir con permiso de los papás era una manera de salir de la rutina. Hoy a los amigos de los participantes se les niega la entrada a los ensayos debido a que los distraen mucho, al relajo y los desmanes que solían causar, ya que llegaron a meterse hasta el salón en motocicleta, sin contar con el papel de baño mojado pegado en el techo y los cohetes y palomitas que arrojaban a los pies de las niñas.
En estos primeros bailes no participaban debutantes, sino las hijas e hijos de los socios rotarios, que en su mayoría vivían en la zona centro. Los ensayos tenían lugar en el patio de la casa de don Jesús Maldonado, ubicada en la segunda cuadra de la calle 5 de Mayo (hoy Plaza de la Tecnología), pues el salón rotario estaba hasta Bellavista. En algunas ocasiones los ensayos también tuvieron lugar en el Casino de León, que por entonces se encontraba en el edificio de las Fábricas de Francia.
A los ensayos no faltaba ninguno de los participantes y éstos siempre llegaban con una extensa palomilla de cuates, pues como en aquel tiempo los colegios no eran mixtos, cualquier oportunidad de convivir con el sexo opuesto era visto como una gran fiesta.
Por si fuera poco los ensayos se llevaban a cabo en Cuaresma, que por entonces se hacía respetar de una manera muy estricta. No se podían organizar fiestas, prohibido escuchar la radio y ni pensar en ir al cine... entonces asistir con permiso de los papás era una manera de salir de la rutina. Hoy a los amigos de los participantes se les niega la entrada a los ensayos debido a que los distraen mucho, al relajo y los desmanes que solían causar, ya que llegaron a meterse hasta el salón en motocicleta, sin contar con el papel de baño mojado pegado en el techo y los cohetes y palomitas que arrojaban a los pies de las niñas.
El primer coreógrafo del baile fue don Reynaldo Cabrera, quien lo coordinó hasta 1967; siguió doña Martha Aguilar hasta 1986, luego la maestra Gloria Velázquez de Alba, y ya comenzado el siglo XXI tocó el turno al maestro Orlando Castro.
Uno de los eventos sociales más importantes y con mayor tradición en la ciudad de León es el baile del Cotillón.
Hasta la mitad de la década del setenta, El Cotillón se bailó al aire libre, época en que se terminó de construir el salón rotario. Diez años después, durante la primera mitad de los ochenta, es que se intenta crear un segundo cotillón –en el baile de Blanco y Negro con que el club celebra su aniversario- al que se denominó Cotillón de Otoño, pero después de intentarlo durante tres o cuatro años les resulta obvio que nunca tendría el éxito del "original" y abandonan la idea; en su lugar se decide elevar el número de debutantes al doble, o sea 48, y por cuestiones de espacio se lleva a Casa de Piedra en 1990.
Hoy en día a las debutantes se les invita a participar y ellas a su vez invitan a los chambelanes... Más de cien jóvenes lo bailan, por lo que casi no pasa un año en el que no se tengan que hacer sustituciones de emergencia; ya sea porque una niña se enfermó, o el chambelán se rompió una pierna, o eran novios y terminaron a la mera hora. Lo anterior ha dado pie a que existan las debutantes o chambelanes "profesionales", niñas y niños que lo han bailado hasta en siete ocasiones.
El baile y la forma de presentarlo han ido cambiando en sus más de sesenta años de historia, aunque permanecen inalterables la ilusión que crea en las niñas y el romanticismo que a final de cuentas proyecta. Al mismo tiempo, el aspecto más importante y para el que fue creado El Cotillón, también permanece inalterable, y es que lo que se obtiene de él, siempre se ha destinado a alguna obra de beneficencia.
Hoy en día a las debutantes se les invita a participar y ellas a su vez invitan a los chambelanes... Más de cien jóvenes lo bailan, por lo que casi no pasa un año en el que no se tengan que hacer sustituciones de emergencia; ya sea porque una niña se enfermó, o el chambelán se rompió una pierna, o eran novios y terminaron a la mera hora. Lo anterior ha dado pie a que existan las debutantes o chambelanes "profesionales", niñas y niños que lo han bailado hasta en siete ocasiones.
El baile y la forma de presentarlo han ido cambiando en sus más de sesenta años de historia, aunque permanecen inalterables la ilusión que crea en las niñas y el romanticismo que a final de cuentas proyecta. Al mismo tiempo, el aspecto más importante y para el que fue creado El Cotillón, también permanece inalterable, y es que lo que se obtiene de él, siempre se ha destinado a alguna obra de beneficencia.
En 1954, en el mes de abril, es que se baila el primer Cotillón organizado por los Rotarios de León.
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