Llegan los polacos a León
El viernes primero de septiembre de 1939 a las 4 a.m., las tropas Nazis invadieron Polonia, dando así inicio a la Segunda Guerra Mundial. Más adelante los rusos también lo invadieron y varios de sus habitantes fueron enviados a Siberia.
Cuando los alemanes invadieron a su vez la Unión Soviética, los diplomáticos polacos, con la ayuda de Estados Unidos e Inglaterra, negociaron la salida de diversos grupos de polacos a otros países, incluido México. De esta manera, cientos de polacos, sobre todo ancianos, mujeres y niños huérfanos, llegaron a León en 1943.
"Yo me llamo Valentina Grycuk Bronicka y nací en una pequeña ciudad llamada Novogrudk, misma que ahora pertenece a Bielorrusia (…).
Una noche de febrero llegaron los soldados y les dijeron a mis padres: les damos una hora para que recojan lo que puedan y se vayan (…). Los rusos nos llevaron a Siberia (…). Cuando llegamos, ahí mi madre, que estaba embarazada, resbaló en el hielo y eso le provocó una hemorragia; en una carretita la llevaron del campo de concentración donde estábamos al pueblo más cercano, pero se congeló y murió. Después a mi padre se lo llevó el ejército ruso (…). Se instaló en un barco como cocinero. Ahí nos separamos. No lo volví a ver hasta treinta y cinco años después.
Salimos de Siberia a la ciudad de Karachi (Pakistán) en tren (…) estuvimos como nueve meses en una playa, en casas de campaña. Había muchos niños solitos completamente. De Karachi nos llevaron a la India.
Recuerdo muy bien cuando veníamos en tren, después de desembarcar en Los Ángeles, California; al entrar por la frontera de Ciudad Juárez, a mí se me hacía tan bonito todo, venía muy contenta, pero cuando llegamos a León, ¡fue tan bonito! Nos recibieron con flores y mariachis, había mucha gente, era como un día de fiesta. Asustada me preguntaba: ¿Por qué tanta gente? Fue un recibimiento maravilloso, la gente muy cálida (León, cinco siglos contra viento y marea).
Cuando los alemanes invadieron a su vez la Unión Soviética, los diplomáticos polacos, con la ayuda de Estados Unidos e Inglaterra, negociaron la salida de diversos grupos de polacos a otros países, incluido México. De esta manera, cientos de polacos, sobre todo ancianos, mujeres y niños huérfanos, llegaron a León en 1943.
"Yo me llamo Valentina Grycuk Bronicka y nací en una pequeña ciudad llamada Novogrudk, misma que ahora pertenece a Bielorrusia (…).
Una noche de febrero llegaron los soldados y les dijeron a mis padres: les damos una hora para que recojan lo que puedan y se vayan (…). Los rusos nos llevaron a Siberia (…). Cuando llegamos, ahí mi madre, que estaba embarazada, resbaló en el hielo y eso le provocó una hemorragia; en una carretita la llevaron del campo de concentración donde estábamos al pueblo más cercano, pero se congeló y murió. Después a mi padre se lo llevó el ejército ruso (…). Se instaló en un barco como cocinero. Ahí nos separamos. No lo volví a ver hasta treinta y cinco años después.
Salimos de Siberia a la ciudad de Karachi (Pakistán) en tren (…) estuvimos como nueve meses en una playa, en casas de campaña. Había muchos niños solitos completamente. De Karachi nos llevaron a la India.
Recuerdo muy bien cuando veníamos en tren, después de desembarcar en Los Ángeles, California; al entrar por la frontera de Ciudad Juárez, a mí se me hacía tan bonito todo, venía muy contenta, pero cuando llegamos a León, ¡fue tan bonito! Nos recibieron con flores y mariachis, había mucha gente, era como un día de fiesta. Asustada me preguntaba: ¿Por qué tanta gente? Fue un recibimiento maravilloso, la gente muy cálida (León, cinco siglos contra viento y marea).
Yadwiga Grycuk y sus hijos a la llegada a León.
María de Lourdes González en "León, cinco siglos contra viento y marea" escribe: "En diciembre de 1942 el primer ministro de Polonia, general Vladilav Sikorsky, visitó México y firmó un acuerdo entre ambas naciones que abría las puertas para concretar el ofrecimiento de asilo político a miles de refugiados polacos (…).
El sitio elegido para acogerlos fue la antigua hacienda de Santa Rosa, en las cercanías de la ciudad de León, Guanajuato (…).
Los refugiados llegaron a México en dos viajes. El primer grupo llegó el 1 de julio de 1943, integrado por setecientas seis personas entre hombres, mujeres y niños (…). En ese entonces la hacienda Santa Rosa no estaba en condiciones para alojarlos, por lo cual se les recibió en la Escuela Granja, ubicada en lo que fue el Instituto Lux, hoy Forum Cultural Guanajuato".
El segundo grupo, integrado por setecientas veintiséis personas llegó después y ambos grupos fueron llevados a Santa Rosa el 2 de noviembre de ese año.
El entonces presidente municipal, don Guillermo Vera, propietario del Hotel México, ubicado en la hoy Plaza de los Fundadores, les dio una calurosa bienvenida acompañado de cientos de pobladores leoneses en la estación del ferrocarril.
En un principio la vida en la hacienda les resultó difícil, ya que las condiciones del alojamiento no eran las adecuadas. Las obras de renovación de los alojamientos no avanzaban a la velocidad prevista, pues los fondos prometidos por diversas instituciones estadounidenses sufrían severos retrasos.
El sitio elegido para acogerlos fue la antigua hacienda de Santa Rosa, en las cercanías de la ciudad de León, Guanajuato (…).
Los refugiados llegaron a México en dos viajes. El primer grupo llegó el 1 de julio de 1943, integrado por setecientas seis personas entre hombres, mujeres y niños (…). En ese entonces la hacienda Santa Rosa no estaba en condiciones para alojarlos, por lo cual se les recibió en la Escuela Granja, ubicada en lo que fue el Instituto Lux, hoy Forum Cultural Guanajuato".
El segundo grupo, integrado por setecientas veintiséis personas llegó después y ambos grupos fueron llevados a Santa Rosa el 2 de noviembre de ese año.
El entonces presidente municipal, don Guillermo Vera, propietario del Hotel México, ubicado en la hoy Plaza de los Fundadores, les dio una calurosa bienvenida acompañado de cientos de pobladores leoneses en la estación del ferrocarril.
En un principio la vida en la hacienda les resultó difícil, ya que las condiciones del alojamiento no eran las adecuadas. Las obras de renovación de los alojamientos no avanzaban a la velocidad prevista, pues los fondos prometidos por diversas instituciones estadounidenses sufrían severos retrasos.
Vistiendo sus trajes típicos, un día de fiesta en Santa Rosa.
Continúa María de Lourdes González: "El antiguo molino se Santa Rosa fue reconstruido y adaptado para la escuela primaria, con capacidad para quinientos cincuenta niños. La construcción más importante fue el orfanato para trescientos niños, con quince dormitorios, sala de recreo y cuartos para los maestros.
La colonia polaca asemejaba una pequeña ciudad, con su iglesia, hospital, teatro, escuela, talleres y mercado; los leoneses la llamaban Polonia la chica.
Para noviembre de 1943 había mil cuatrocientos treinta y cuatro refugiados polacos, cierto número de los cuales salió para radicar en México y otro grupo se fue a radicar Estados Unidos y Canadá; veintidós más se alistaron voluntariamente en el ejército polaco. Dos años más tarde ya habían nacido sesenta y cuatro niños de polacos en León y se efectuaron sesenta y seis matrimonios de hombres y mujeres polacas con mexicanos, americanos y canadienses
La colonia polaca asemejaba una pequeña ciudad, con su iglesia, hospital, teatro, escuela, talleres y mercado; los leoneses la llamaban Polonia la chica.
Para noviembre de 1943 había mil cuatrocientos treinta y cuatro refugiados polacos, cierto número de los cuales salió para radicar en México y otro grupo se fue a radicar Estados Unidos y Canadá; veintidós más se alistaron voluntariamente en el ejército polaco. Dos años más tarde ya habían nacido sesenta y cuatro niños de polacos en León y se efectuaron sesenta y seis matrimonios de hombres y mujeres polacas con mexicanos, americanos y canadienses (…).
La colonia polaca organizaba excursiones para conocer el estado de Guanajuato, Jalisco y Michoacán (…) De vez en vez también los llevaban a los baños termales de Comanjilla, cuyas aguas curativas contribuyeron a la recuperación de la salud de los enfermos (…).
Con el paso del tiempo se hizo notorio el cambio que operó principalmente en los niños. Muchos de ellos, a su llegada, mostraban señales de crueldad y sufrimientos, con sus ojitos tristes y la mirada sin vida, la sonrisa borrada de sus labios; estos niños habían perdido la confianza en la humanidad. Gracias al abrigo que les brindó la ciudad de León con su clima cálido, una vida tranquila, el cariño, la educación, atención médica, se obró un milagro: se recuperaron y volvieron a reír, transformándose en seres alegres llenos de confianza y cariño para con su prójimo".
Tiempo después se les permitió salir de Santa Rosa y obtener empleos, lo cual se logró gracias a la intervención de don Miguel Alemán, entonces secretario de gobernación. El presidente Ávila Camacho también visitó el albergue, el 17 de septiembre de 1946.
Una vez que terminó el conflicto mundial, algunos polacos se quedaron a vivir en León, otros emigraron a diferentes ciudades del país e incluso al extranjero. Hubo algunos que regresaron a Polonia.
En el año 2000 varios de aquellos niños regresaron a Santa Rosa a convivir y contar sus experiencias; reunión que contó con la presencia del ex presidente polaco Lech Valesa.
La colonia polaca asemejaba una pequeña ciudad, con su iglesia, hospital, teatro, escuela, talleres y mercado; los leoneses la llamaban Polonia la chica.
Para noviembre de 1943 había mil cuatrocientos treinta y cuatro refugiados polacos, cierto número de los cuales salió para radicar en México y otro grupo se fue a radicar Estados Unidos y Canadá; veintidós más se alistaron voluntariamente en el ejército polaco. Dos años más tarde ya habían nacido sesenta y cuatro niños de polacos en León y se efectuaron sesenta y seis matrimonios de hombres y mujeres polacas con mexicanos, americanos y canadienses
La colonia polaca asemejaba una pequeña ciudad, con su iglesia, hospital, teatro, escuela, talleres y mercado; los leoneses la llamaban Polonia la chica.
Para noviembre de 1943 había mil cuatrocientos treinta y cuatro refugiados polacos, cierto número de los cuales salió para radicar en México y otro grupo se fue a radicar Estados Unidos y Canadá; veintidós más se alistaron voluntariamente en el ejército polaco. Dos años más tarde ya habían nacido sesenta y cuatro niños de polacos en León y se efectuaron sesenta y seis matrimonios de hombres y mujeres polacas con mexicanos, americanos y canadienses (…).
La colonia polaca organizaba excursiones para conocer el estado de Guanajuato, Jalisco y Michoacán (…) De vez en vez también los llevaban a los baños termales de Comanjilla, cuyas aguas curativas contribuyeron a la recuperación de la salud de los enfermos (…).
Con el paso del tiempo se hizo notorio el cambio que operó principalmente en los niños. Muchos de ellos, a su llegada, mostraban señales de crueldad y sufrimientos, con sus ojitos tristes y la mirada sin vida, la sonrisa borrada de sus labios; estos niños habían perdido la confianza en la humanidad. Gracias al abrigo que les brindó la ciudad de León con su clima cálido, una vida tranquila, el cariño, la educación, atención médica, se obró un milagro: se recuperaron y volvieron a reír, transformándose en seres alegres llenos de confianza y cariño para con su prójimo".
Tiempo después se les permitió salir de Santa Rosa y obtener empleos, lo cual se logró gracias a la intervención de don Miguel Alemán, entonces secretario de gobernación. El presidente Ávila Camacho también visitó el albergue, el 17 de septiembre de 1946.
Una vez que terminó el conflicto mundial, algunos polacos se quedaron a vivir en León, otros emigraron a diferentes ciudades del país e incluso al extranjero. Hubo algunos que regresaron a Polonia.
En el año 2000 varios de aquellos niños regresaron a Santa Rosa a convivir y contar sus experiencias; reunión que contó con la presencia del ex presidente polaco Lech Valesa.
Lech Valesa y Aleksandra Grzybowics en Santa Rosa, año 2000.
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