Batallas revolucionarias
en León
Una de las peores batallas que nuestra ciudad tuvo que soportar durante la revolución, sucedió la noche del 1 de agosto de 1914.
El periódico local "El Obrero" había tachado de ladrones y asesinos a los generales villistas Pascual Orozco y José Pérez Castro, quienes se encontraban en San Francisco del Rincón. Cuando supieron la noticia, envalentonados hablaron por teléfono a la Comandancia Militar de León y les avisaron que esa tarde tomarían la plaza a sangre y fuego.
El general Carrera Torres, encargado de la defensa, se inventó una misión y se fue a Silao con toda la guarnición, dejando desamparada la ciudad.
Algunos gendarmes y cincuenta hombres de la Defensa Social colocaron sus escazas fuerzas en los lugares por donde se presumía que entrarían los villistas.
Comenzada la tarde sonaron los primeros disparos por la colonia "Los Limones", que entonces era una hacienda… los defensores se replegaron y se hicieron fuertes en las azoteas alrededor del templo de La Soledad, la calle Hidalgo y hasta el Palacio Municipal y otros edificios de la Plaza Principal.
A las siete de la tarde terminó la defensa quedando la ciudad invadida.
Para lavar la ofensa, Pascual Orozco autorizó un saqueo de toda la noche y prendió fuego al local del periódico "El Obrero", incendio que alcanzó otras casas y terminó con media cuadra.
El nuevo día encontró a León desolado y sus calles regadas de cadáveres, basura y los restos de los robos.
Seguramente avergonzado por su huida, regresó Carrera Torres y contraatacó a sus enemigos que se encontraban borrachos y desvelados. Fueron derrotados fácilmente casi sin oponer resistencia.
El periódico local "El Obrero" había tachado de ladrones y asesinos a los generales villistas Pascual Orozco y José Pérez Castro, quienes se encontraban en San Francisco del Rincón. Cuando supieron la noticia, envalentonados hablaron por teléfono a la Comandancia Militar de León y les avisaron que esa tarde tomarían la plaza a sangre y fuego.
El general Carrera Torres, encargado de la defensa, se inventó una misión y se fue a Silao con toda la guarnición, dejando desamparada la ciudad.
Algunos gendarmes y cincuenta hombres de la Defensa Social colocaron sus escazas fuerzas en los lugares por donde se presumía que entrarían los villistas.
Comenzada la tarde sonaron los primeros disparos por la colonia "Los Limones", que entonces era una hacienda… los defensores se replegaron y se hicieron fuertes en las azoteas alrededor del templo de La Soledad, la calle Hidalgo y hasta el Palacio Municipal y otros edificios de la Plaza Principal.
A las siete de la tarde terminó la defensa quedando la ciudad invadida.
Para lavar la ofensa, Pascual Orozco autorizó un saqueo de toda la noche y prendió fuego al local del periódico "El Obrero", incendio que alcanzó otras casas y terminó con media cuadra.
El nuevo día encontró a León desolado y sus calles regadas de cadáveres, basura y los restos de los robos.
Seguramente avergonzado por su huida, regresó Carrera Torres y contraatacó a sus enemigos que se encontraban borrachos y desvelados. Fueron derrotados fácilmente casi sin oponer resistencia.
General Pascual Orozco
El General José Pérez Castro huyó rumbo a Lagos de Moreno, donde fue capturado por el también general, éste carrancista, Saturnino Cedillo, luego de que se demorara en salir por culpa de una hermosa cubana llamada Blanca de la que se estaba despidiendo y que era su compañera de aventuras.
Fue en una habitación del Hotel Velasco (calle Juárez) donde encerraron al general Pérez Castro mientras se le hacía juicio sumario.
Al mediodía del lunes 3 de agosto de 1914 caminó escoltado las dos cuadras que lo separaban de la Plaza Principal y allí, al lado derecho de la entrada a Palacio Municipal, se le anunció que había sido condenado a enfrentar el escuadrón de fusilamiento.
Dos cosas pidió antes de morir: un cura para confesarse y que le trajeran una banda de música que el mismo pagaría.
Al son de la "Viuda Alegre", pieza que le dedicó a Blanquita la cubana, dirigió su propio fusilamiento. La descarga rompió el silencio y el cuerpo de Pepe Pérez cayó a tierra. Aún sonaban las últimas notas musicales cuando el capitán Melquiades Rodríguez le dio el tiro de gracia.
Hoy del suntuoso Hotel Velasco solo queda la fachada, cayéndose a pedazos y toda grafiteada. Sin techos y en completo abandono.
Fue en una habitación del Hotel Velasco (calle Juárez) donde encerraron al general Pérez Castro mientras se le hacía juicio sumario.
Al mediodía del lunes 3 de agosto de 1914 caminó escoltado las dos cuadras que lo separaban de la Plaza Principal y allí, al lado derecho de la entrada a Palacio Municipal, se le anunció que había sido condenado a enfrentar el escuadrón de fusilamiento.
Dos cosas pidió antes de morir: un cura para confesarse y que le trajeran una banda de música que el mismo pagaría.
Al son de la "Viuda Alegre", pieza que le dedicó a Blanquita la cubana, dirigió su propio fusilamiento. La descarga rompió el silencio y el cuerpo de Pepe Pérez cayó a tierra. Aún sonaban las últimas notas musicales cuando el capitán Melquiades Rodríguez le dio el tiro de gracia.
Hoy del suntuoso Hotel Velasco solo queda la fachada, cayéndose a pedazos y toda grafiteada. Sin techos y en completo abandono.
José Pérez Castro fue fusilado frente al Palacio Municipald de León
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