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Antecedentes
a la revolución
La dictadura de Porfirio Díaz tenía sus consecuencias en el estado de Guanajuato, donde don Joaquín Obregón González había sido nombrado gobernador interino desde el 10 de mayo de 1893, aunque con posteriores reelecciones, se mantuvo en el poder hasta 1897 y después regreso en distintas fechas.
"Si bien es cierto que durante el gobierno de Obregón hubo prosperidad en el renglón educativo y en la construcción de edificios públicos (…) no dejó de ser una administración que beneficiaba principalmente a la clase alta y se mantenía al margen de la solución de necesidades y problemas de los desprotegidos campesinos y naciente clase obrera". Escribe don Carlos Arturo Navarro en "León, cinco siglos contra viento y marea".
Las represiones del régimen obregonista aumentaron las inconformidades de los leoneses y el espíritu de lucha de estos fue fortificado, principalmente, por los procesos y la prisión a que fueron sometidos en Guanajuato, tanto el opositor Nabor Valtierra como el director del periódico El Observador, que duramente criticó la política del gobierno.
León tuvo mucho que ver con los antecedentes del movimiento revolucionario. Antes de 1910 los leoneses ya manifestaban inquietudes por el cambio de estructuras políticas y se notaba el repudio hacia la dictadura porfirista. Entre los pioneros de  las ideas revolucionarias destacaron en esta ciudad: Práxedis  Guerrero, Francisco Manrique y Toribio Esquivel Obregón.
Práxedis Gilberto Guerrero, nacido en el rancho de los Altos de Ibarra, municipio de San Felipe, pero que vivía en nuestra ciudad; fue el hombre que encendió la mecha de la revolución entre los leoneses. Recorrió la república exponiendo la ideología de su partido y perseguido por el gobierno, se fue a los Estados Unidos para continuar con su labor periodística. En 1910 regresa al país para tomar las armas y con un grupo de revolucionarios que había levantado ocupó el pueblo de Janos en Chihuahua y el 29 de diciembre, cuando ya derrotaba a la guarnición, un individuo de apellido Kitamura lo mató a traición en el techo de un inmueble.
Francisco Manrique fue también otro guanajuatense precursor de la revolución de 1910. Nació en León en 1884 y muy joven se fue a trabajar a Rosita, Coahuila al lado de su amigo de la infancia Práxedis Guerrero. Con él se afilió a los postulados de los hermanos Flores Magón en el Partido Liberal y en 1908 se le encomendó atacar el cuartel del pueblo de Palomas, Chihuahua, con una guarnición de cuarenta y cinco soldados. El 1 de julio de ese año cayó herido en el combate y murió.
Toribio Esquivel Obregón también nació en León, Estudió en México la carrera de derecho, fue regidor del ayuntamiento de 1899 a 1902, vicepresidente del Partido Antirreleccionista y durante treinta y cinco años, maestro primero en la preparatoria de León.
Don Toribio Esquivel Obregón
En 1906, don Toribio ya dictaba conferencias en el Círculo Leonés Mutualista, en las que exponía su ardiente liberalismo, además de publicar artículos en diversos periódicos.
En la ciudad de León, ya formada la delegación del Partido Liberal, que se adhirió al Partido Antirreeleccionista, recibieron a Francisco I. Madero el 30 de marzo de 1910 en su calidad de líder antirreeleccionista, y celebraron un mitin en la Plaza de Gallos (calle Juárez) al día siguiente al que concurrieron más de mil habitantes.
El mitin estuvo a punto de suspenderse por la negativa inicial de las autoridades locales, pero al fin se efectuó con la anuencia del gobierno del estado.
En octubre de 1909, don Roque Estrada, uno de los líderes del partido, sugirió a Madero que apoyara a don Toribio Esquivel como candidato a presidente de la república, enfrentándolo a Porfirio Díaz, "por ser el hombre más prominente y respetado del partido, tanto por su talento indiscutible como por sus antecedentes" y para la vicepresidencia, el mismo Madero, cuyo semblante evidenció su contrariedad ante tal propuesta.
Estando ya próxima la caída de Porfirio Díaz, renuncia el gobernador don Joaquín Obregón y la asume el abogado y agricultor leonés, don Enrique O. Aranda, quien a su vez renunció el 4 de junio como consecuencia de la renuncia del presidente Díaz el 17 de mayo.
El nuevo gobernador Juan Castelazo, el primero de la revolución maderista,  nombró el 10 de junio de 1911 a José Dolores Torres como jefe político de León, pero el Partido Católico se opuso y logró que hubiera elecciones, en las que resultó electo don Antonio Madrazo, que por esta razón debe ser considerado como el primer presidente municipal de León.
Estallada la revolución, sus efectos se sintieron en esta ciudad como en todo el país; pero los hechos tomaron más fuerza con la llegada de Cándido Navarro, quien con trescientos hombres tomó los fondos municipales el 3 de junio de 1911.
Cándido Navarro
El pueblo aclamó a los revolucionarios maderistas a su paso hacia la Plaza Principal de León. En la casa del Círculo Leonés Mutualista salió al balcón el general Navarro y pronunció un discurso ante la multitud, a quienes aconsejó orden, compostura y respeto a los guardias municipales.
Los maderistas, ya acuartelados en un mesón próximo a la cárcel, sintieron que llegó la gente, quienes suponiendo que Navarro liberaría a los presos, comenzaron a apedrear la fachada del edificio. Los guardias hicieron fuego e hirieron a varias personas, por lo que se adelantó uno de los maderistas y mato a un gendarme que disparaba su arma, hecho que alarmó a la población.
A finales de ese año, Francisco I. Madero, ya triunfante, pasó por León rumbo a México. La estación del ferrocarril, engalanada y pletórica de gente, vitoreó al futuro presidente con la esperanza de que la paz se instalara en el país.
Como sabemos, eso no sucedió, por el contrario el país se convirtió en un polvorín y León no fue la excepción.
A finales de 1911, Francisco I. Madero, ya triunfante, pasó por León rumbo a México.
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