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La máquina del progreso
en León
"Los trámites para la construcción de una vía férrea en la región se habían iniciado durante la administración del gobernador Francisco Z. Mena, cuando se le otorgó la concesión a una empresa particular de la que eran accionistas un grupo de guanajuatenses. Sin embargo, esta compañía cedió sus derechos a la Compañía Limitada del Ferrocarril Central Mexicano en 1880, la que hizo posible que llegara a León la primera máquina" (León, ciudad en movimiento).
Cuenta don Toribio Esquivel Obregón: "Apenas supimos que ya llegaban los rieles a la hacienda de la Noria de Septién, y todos los colegiales pedimos al director nos diera una tarde de asueto para ir a ver aquello (…) Todos emprendimos la jornada como de unos seis kilómetros; queríamos recrear nuestra vista con el espectáculo de aquellas dos cintas paralelas que comenzaban en la Ciudad de México y llegaban hasta allí; pero quiso nuestra buena suerte que no sólo los rieles y el terraplén estuvieran a nuestra vista, sino encontramos allí una locomotora (…) Nos acercamos con reverente silencio, mudos de sorpresa (…)"
El 28 de julio de 1882, los leoneses, maravillados, se dieron cita en la rústica estación del ferrocarril para recibir, atónitos, la llegada de la primera locomotora que había salido de la ciudad de México.
"La tarde aquella correspondió a lo que la estación prometía, comenzó a llover a cántaros, los que alcanzaron a abrigarse en el depósito se consideraban felices, pues podían seguir en espera de la famosa llegada del ferrocarril; y fue ahí cuando escucharon el silbato de la primera locomotora que llegaba a León, así que la lluvia no fue ya un obstáculo que contuviera a la gente.
El 28 de julio de 1882, los leoneses, maravillados, se dieron cita en la rústica estación del ferrocarril para recibir, atónitos, la llegada de la primera locomotora que había salido de la ciudad de México.
La locomotora parecía una persona seria que hubiera en aquella vez contemporizado con la juventud, iba adornada con flores y ostentando los colores de nuestra bandera. Avanzaba despacio entre los acordes del himno nacional y las aclamaciones del gentío, en tanto que los pasajeros que venían dentro saludaban a las personas que los observaban.
En el tren no iba el presidente de aquel entonces pero en su representación fue el general don Carlos Pacheco con un brazo y una pierna de menos, y con él venía numerosa concurrencia de diputados, senadores, periodistas y otras personas que abundaban para tales festejos" (www.bonitoleon.com).
La máquina de hierro conectó a León con Lagos y también con Guanajuato. Dos años después se pudo viajar hasta Ciudad Juárez, Chihuahua, así como enviar y recibir mercancías. En mayo de 1888, a través de Irapuato, las vías férreas unieron León con Guadalajara.
Para 1890 se contaba con dos tipos de trenes: el foráneo que incluía al Central Mexicano y con estaciones, una en la ciudad y la otra en La Trinidad. La vía intrarregional comunicaba a León con Silao y San Francisco, pues eran las poblaciones que primero tocaba.
Para comunicar la estación con el centro de León, en 1882 comenzó a transitar un tranvía llevado por un tronco de mulas. Posteriormente se continuaron instalando rieles hasta cubrir cuatro circuitos que conectaron al centro, desde donde salían (cuenta don Federico Pöhls) "jadeante y desvencijada, dando tumbos por el empedrado, sobre su desniveladas vías", yendo a La Calzada, El Coecillo, el parque atravesando El Barrio y San Juan de Dios.
Para 1890 el tren foráneo contaba con estaciones en la ciudad y la otra en La Trinidad.
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