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La ciudad de León
de los Aldama
La constitución política del Estado de Guanajuato se proclamó el 14 de abril de 1826, sin embargo hasta tres años después fue reconocida la independencia y autonomía del estado bajo el gobierno de don Carlos Montes de Oca. Fue este gobernador quien hizo publicar el decreto que aprobó la concesión del título de ciudad a la antigua villa de León, con la denominación de León de los Aldamas, el 2 de junio de 1830.
Los congresos locales de los nacientes estados del país, por entonces se empeñaban en transformar los viejos nombres virreinales, todos ellos con reminiscencias religiosas, en banderas políticas que invocasen los nombres de los héroes de moda. Fue por eso que se dedicó León a los hermanos Aldama… lo que evidencia el absoluto desconocimiento de nuestra historia por parte de quienes propusieron dicho nombre, ya que la participación de estos insurgentes en la vida local fue muy poca en el caso de don Ignacio Aldama y nula en el de su hermano Juan.
Decreto concediendo a la Villa de León el título de ciudad, el 2 de junio de 1830.
El primer jefe político de la ciudad fue el doctor don Ignacio Muñoz Siliceo, quien logró en diciembre de 1830 se adquiriese una casa para la Escuela Principal de Niños; casa que fue rehabilitada por el ayuntamiento y que a fínales de ese siglo fue definitivamente reedificada por el arquitecto inglés don Luis Long. Hoy en día aún existe en la calle Juárez con el nombre de "Escuela Modelo".
La Escuela Modelo, que reedificó don Luis Long a finales del Siglo XIX y que se encuentra en la calle Juárez. (La fotos es de 1971 y se logró antes de la construcción del edificio que hoy ocupa la Universidad de León).
El 10 de noviembre de 1831, merced a la generosidad de don Pedro Obregón y Gómez Poleo, hijo de don Ignacio Obregón, se continuó la obra en la que su familia se había empeñado desde varios años atrás: la continuación de las obras del templo de la Compañía Nueva, suspendidas desde 1767 por la expulsión de los jesuitas.
Tan rápido marcharon las obras, que el 3 de mayo de 1833 se colocó la piedra clave en el arco que sostiene la bóveda del presbítero, que se concluiría en diciembre de 1837.
A la muerte de don Pedro continuó la obra su hermano el coronel don Julián de Obregón, y luego lo harían el padre don José Ignacio Aguado y don Antonio Escamilla y Ladrón de Guevara, esposo de una consanguínea de los Obregón. Al erigirse la nueva diócesis en 1864, tocó el turno al primer obispo Monseñor don José María de Jesús Diez de Sollano y Dávalos, quien dedicaría el templo a Catedral diocesana.
El 10 de noviembre de 1831, merced a la generosidad de don Pedro Obregón y Gómez Poleo, se continuó con la construcción de la Catedral.
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