Los Pozos del Fraile
Diez años después de que se fundara la villa de León, el 20 de enero de 1576, ésta estuvo a punto de desaparecer al quedarse con sólo veintinueve habitantes.
Las riquezas prometidas no acababan de llegar y los ataques chichimecas aumentaban en frecuencia y ferocidad.
Por si fuera poco, en ese año de 1586, los indios dieron muerte al padre bachiller Alonso Espino, quien oficiara la primera misa justo el día de la fundación de la villa.
El padre Espino había sido llamado a confesar a un moribundo en la Estancia de la antigua Comanja de Jasso, hoy Comanjilla. Regresaba de allá por el arroyo de La Loza, cuando fue asaltado por una partida de indios salvajes que lo mató cruelmente asaeteándolo con decenas de flechas junto con uno de sus acompañantes, Francisco de Orduña.
Cuenta la leyenda que cuando el cadáver del padre Espino yacía en tierra, uno de los chichimecas tomo su cuchillo de obsidiana y le extrajo los azules globos oculares al fraile como insignia de triunfo. El indio, montado en el caballo que robo a su víctima, se dirigió al poniente de la villa, por donde hoy se encuentra el Parque Hidalgo. Allí, en medio de una arboleda encontró a varios de sus congéneres y dando un alarido de guerra arrojó a la tierra los ojos color cielo del mártir.
Las riquezas prometidas no acababan de llegar y los ataques chichimecas aumentaban en frecuencia y ferocidad.
Por si fuera poco, en ese año de 1586, los indios dieron muerte al padre bachiller Alonso Espino, quien oficiara la primera misa justo el día de la fundación de la villa.
El padre Espino había sido llamado a confesar a un moribundo en la Estancia de la antigua Comanja de Jasso, hoy Comanjilla. Regresaba de allá por el arroyo de La Loza, cuando fue asaltado por una partida de indios salvajes que lo mató cruelmente asaeteándolo con decenas de flechas junto con uno de sus acompañantes, Francisco de Orduña.
Cuenta la leyenda que cuando el cadáver del padre Espino yacía en tierra, uno de los chichimecas tomo su cuchillo de obsidiana y le extrajo los azules globos oculares al fraile como insignia de triunfo. El indio, montado en el caballo que robo a su víctima, se dirigió al poniente de la villa, por donde hoy se encuentra el Parque Hidalgo. Allí, en medio de una arboleda encontró a varios de sus congéneres y dando un alarido de guerra arrojó a la tierra los ojos color cielo del mártir.
Los Pozos del Fraile en los años sesenta.
Cuando estos tocaron tierra, de ella brotaron sendos manantiales de agua clara; agua que calmaría la sed de varias generaciones de leoneses y que desde entonces fueron conocidos como los Pozos del Fraile, que se encuentran en la actual colonia Industrial.
Los cadáveres del padre y su amigo fueron llevados a los llanos de Silao por don Alonso López de Guzmán, vecino del lugar, donde les dio cristiana sepultura.
Las autoridades virreinales tomaron el asunto en sus manos e intentaron convencer a los últimos pobladores de que el futuro sería promisorio. Para ello convencieron a los frailes franciscanos de establecerse en la villa a cambio de apoyos por parte del gobierno; que consistieron en seis solares en plena Plaza Principal para que allí construyeran su monasterio, templo, huerta y cementerio (terrenos que hoy ocupan la Callejuela Padilla, Palacio Municipal, Parroquia del Sagrario, Coppel y la Plaza de los Fundadores), además de que se les otorgaron trescientos pesos oro.
Se trajeron veinte indios de los pueblos de Guango y Guaniqueo para que ayudaran a construir el monasterio y la iglesia (actual Parroquia del Sagrario), cuya primera piedra se instaló en 1588.
Los cadáveres del padre y su amigo fueron llevados a los llanos de Silao por don Alonso López de Guzmán, vecino del lugar, donde les dio cristiana sepultura.
Las autoridades virreinales tomaron el asunto en sus manos e intentaron convencer a los últimos pobladores de que el futuro sería promisorio. Para ello convencieron a los frailes franciscanos de establecerse en la villa a cambio de apoyos por parte del gobierno; que consistieron en seis solares en plena Plaza Principal para que allí construyeran su monasterio, templo, huerta y cementerio (terrenos que hoy ocupan la Callejuela Padilla, Palacio Municipal, Parroquia del Sagrario, Coppel y la Plaza de los Fundadores), además de que se les otorgaron trescientos pesos oro.
Se trajeron veinte indios de los pueblos de Guango y Guaniqueo para que ayudaran a construir el monasterio y la iglesia (actual Parroquia del Sagrario), cuya primera piedra se instaló en 1588.
Los pozos en la actualidad.
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