Llegan los Padres Franciscanos
Las autoridades virreinales tomaron el asunto de la inseguridad en sus manos e intentaron convencer a los últimos pobladores de que el futuro sería promisorio. Para ello convencieron a los frailes franciscanos de establecerse en la villa a cambio de apoyos por parte del gobierno; que consistieron en seis solares en plena plaza principal para que allí construyeran su monasterio, templo, huerta y cementerio (terrenos que hoy ocupan la Callejuela Padilla, Palacio Municipal, Coppel, Parroquia del Sagrario y la Plaza de los Fundadores), además de que se les otorgaron trescientos pesos oro.
Se trajeron veinte indios de los pueblos de Huango y Huaniqueo para que ayudaran a construir el monasterio y la iglesia (actual Parroquia del Sagrario), cuya primera piedra se instaló en 1588. Al mando estaba fray Diego Medrano.
Se trajeron veinte indios de los pueblos de Huango y Huaniqueo para que ayudaran a construir el monasterio y la iglesia (actual Parroquia del Sagrario), cuya primera piedra se instaló en 1588. Al mando estaba fray Diego Medrano.
Monasterio Franciscano (derribado en 1953) y Parroquia del Sagrario en la década de los cuarenta del Siglo XX.
Por el mismo año murió el capitán don Antonio Rodríguez de Lugo, uno de los fundadores de la villa; quien años antes había sido agraciado por el virrey con los terrenos de una estancia agrícola llamada "La Cañada". Don Antonio llevó a esta propiedad a los negros y mulatos que habían traído a la Nueva España los italianos y portugueses para robustecer la mano de obra agrícola. Fueron tantos, que la estancia fue conocida como "Cañada de Negros", nombre con el que se le conoce aún hoy en día.
Don Antonio Rodríguez de Lugo dejó asentado en su testamento, que a su muerte, de su herencia se extrajera lo necesario para la construcción de una Ermita dedicada a Nuestra Señora de la Soledad. Fue así como comenzó a erigirse lo que hoy es el "Santuario de Nuestra Señora de la Soledad" (que también llegó a ser conocido como el "Templo del Pirulito").
"En la segunda mitad del Siglo XVIII, el costado sur del templo o ermita de la Soledad, es decir, lo que hoy ocupa el mercado conocido por ese nombre, era una plazuela umbría y melancólica, donde los pinos silvestres y los laureles alzaban sus copas al cielo y donde, en los atardeceres estivales, parvadas de tordos cruzaban por el horizonte dirigiéndose a sus nidales de los bosques cercanos.
En la parte posterior del templo y de la plazuela, corría un arroyuelo (…), que embovedado en los años cuarenta (del Siglo XX), se convirtió en la avenida Miguel Alemán.
Don Antonio Rodríguez de Lugo dejó asentado en su testamento, que a su muerte, de su herencia se extrajera lo necesario para la construcción de una Ermita dedicada a Nuestra Señora de la Soledad. Fue así como comenzó a erigirse lo que hoy es el "Santuario de Nuestra Señora de la Soledad" (que también llegó a ser conocido como el "Templo del Pirulito").
"En la segunda mitad del Siglo XVIII, el costado sur del templo o ermita de la Soledad, es decir, lo que hoy ocupa el mercado conocido por ese nombre, era una plazuela umbría y melancólica, donde los pinos silvestres y los laureles alzaban sus copas al cielo y donde, en los atardeceres estivales, parvadas de tordos cruzaban por el horizonte dirigiéndose a sus nidales de los bosques cercanos.
En la parte posterior del templo y de la plazuela, corría un arroyuelo (…), que embovedado en los años cuarenta (del Siglo XX), se convirtió en la avenida Miguel Alemán.
Templo de la Soledad a principios del Siglo XX.
La plazuela se hallaba limitada al sur por la calle llamada de la Vera Cruz, hoy Belisario Domínguez; y en el cruce de esta con el arroyuelo, se alzaba una antiquísima torre, de estructura parecida a las medievales, levantada en el Siglo XVI. Esta torre, que para entonces contaba ya con dos venerables siglos de antigüedad, era conocida como "el baluarte", y sirvió a los leoneses para vigilar la villa y protegerla de los frecuentes ataques chichimecas. El baluarte se alzaba en un puente –hoy esquina de Miguel Alemán y Belisario Domínguez- que se llamaba puente de San Lorenzo.
Del otro lado del río, hacia el poniente (donde hoy se encuentra el Descargue Estrella), hubo un viejo cementerio, que a pesar de no hallarse inmediato a la plazuela, contribuía con sus enormes sauces y sus tordos estivales a aumentar la saudosa poesía de los crepúsculos.
Al frente de la ermita de la Soledad y de la contigua plazuela corría la calle llamada precisamente De La Soledad –hoy Comonfort- (…) En la esquina de esa calle con la de Vera Cruz –Comonfort y Belisario Domínguez-, una de cuyas fracciones se conoce hoy como el León de Bronce, estaba la enorme casona de los segundos marqueses de San Clemente".
Al frente de la ermita de la Soledad y de la contigua plazuela corría la calle llamada precisamente De La Soledad –hoy Comonfort- (…) En la esquina de esa calle con la de Vera Cruz –Comonfort y Belisario Domínguez-, una de cuyas fracciones se conoce hoy como el León de Bronce, estaba la enorme casona de los segundos marqueses de San Clemente". (León, cinco siglos contra viento y marea).
En 1851 se demolió el histórico baluarte, que por entonces era propiedad de don Cipriano Montes de Oca, quien vendió al municipio la piedra de que estaba hecho para que se construyera parte de lo que hoy es la Calzada de los Héroes.
Del otro lado del río, hacia el poniente (donde hoy se encuentra el Descargue Estrella), hubo un viejo cementerio, que a pesar de no hallarse inmediato a la plazuela, contribuía con sus enormes sauces y sus tordos estivales a aumentar la saudosa poesía de los crepúsculos.
Al frente de la ermita de la Soledad y de la contigua plazuela corría la calle llamada precisamente De La Soledad –hoy Comonfort- (…) En la esquina de esa calle con la de Vera Cruz –Comonfort y Belisario Domínguez-, una de cuyas fracciones se conoce hoy como el León de Bronce, estaba la enorme casona de los segundos marqueses de San Clemente".
Al frente de la ermita de la Soledad y de la contigua plazuela corría la calle llamada precisamente De La Soledad –hoy Comonfort- (…) En la esquina de esa calle con la de Vera Cruz –Comonfort y Belisario Domínguez-, una de cuyas fracciones se conoce hoy como el León de Bronce, estaba la enorme casona de los segundos marqueses de San Clemente". (León, cinco siglos contra viento y marea).
En 1851 se demolió el histórico baluarte, que por entonces era propiedad de don Cipriano Montes de Oca, quien vendió al municipio la piedra de que estaba hecho para que se construyera parte de lo que hoy es la Calzada de los Héroes.
El Baluarte estuvo en lo que hoy es el cruce de Belisario Domiguez y Miguel Alemán.
A finales del Siglo XIX también desapareció la plazuela de la Soledad para levantar en su lugar el antiguo mercado Aldama, también conocido como "de la Soledad" y que fue inaugurado el 19 de enero de 1884. Finalmente, en 1946, se comenzó a entubar el arroyo de Machihues.
La casona de San Clemente, luego de convertirse en una abarrotada vecindad a mediados del Siglo XIX, desapareció y sobre sus ruinas se construyeron locales dedicados al comercio.
Ambos templos –Parroquia del Sagrario y De la Soledad- fueron terminadas por el año de 1625, y para comunicarlas surgió una nueva calle, "De La Luna Hermosa" se le llamó. Hoy Josefa Ortiz de Domínguez.
La casona de San Clemente, luego de convertirse en una abarrotada vecindad a mediados del Siglo XIX, desapareció y sobre sus ruinas se construyeron locales dedicados al comercio.
Ambos templos –Parroquia del Sagrario y De la Soledad- fueron terminadas por el año de 1625, y para comunicarlas surgió una nueva calle, "De La Luna Hermosa" se le llamó. Hoy Josefa Ortiz de Domínguez.
La casona de los Segundos Marqueses de San Clemente se levantaba en el lugar donde hoy se encuentra "El León de Bronce".
La primera iglesia de la villa, construida inmediatamente después de su fundación, cayó en desuso y fue finalmente destruida. En la actualidad no queda un solo vestigio de ella.
Lentamente, con la ayuda de indígenas ya evangelizados, los naturales "salvajes" fueron aceptando vivir en pueblos y villas en lugar de las cañadas o montañas. Los que no admitieron someterse o cambiar de estilo de vida fueron perseguidos hasta casi ser exterminados.
La guerra contra los chichimecas prácticamente terminó en 1590, dando comienzo a un periodo de crecimiento de la región.
Lentamente, con la ayuda de indígenas ya evangelizados, los naturales "salvajes" fueron aceptando vivir en pueblos y villas en lugar de las cañadas o montañas. Los que no admitieron someterse o cambiar de estilo de vida fueron perseguidos hasta casi ser exterminados.
La guerra contra los chichimecas prácticamente terminó en 1590, dando comienzo a un periodo de crecimiento de la región.
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