El cometa venenoso
Año de 1910…
desde el Observatorio de Yerkes (Winsconsin), un equipo de investigadores
descubre que la cola del cometa Halley contiene “cianógeno”. La noticia se
publica como pequeña columna en el “The New York Times” el 7 de febrero de ese
año. El titular rezaba: “La cola venenosa del cometa”, y tras una brevísima
introducción, se entraba de lleno en el cataclismo que supondría que la cola
del cometa, cargada de cianógeno letal, entrase en la atmósfera terrestre, arrasando
con toda vida conocida.
La columna
fue replicada por otros diarios estadounidenses y la “noticia” pronto llegó a
Europa y otros países americanos, entre ellos México.
Uno de los
tantos semanarios que circulaban en la ciudad de León no tardó en difundir la
noticia, que rápidamente se convirtió en tema de conversación entre los señores
que se reunían por las tardes y noches en “El Casino de León”, ubicado en la
parte superior del edificio de “Las Tullerías”, en lo que hoy es el Pasaje
Catedral.
Aquellos que
contaban con una mayor cultura, intentaban en vano convencer a los más crédulos
que aquello era imposible, pues a pesar de que la tierra atravesara la cola del
cometa, aquellos supuestos gases se quemarían en la parte superior de la
atmósfera, como sucedía con los meteoritos.
Entre los
socios más preocupados se encontraba don Arnulfo Aréchiga, un contador público más
o menos famoso, –no tanto por su habilidad con los números- sino por ser un
reconocido hipocondriaco y sufrir constantes ataques de pánico en el momento
más inesperado.
En mayo de 1910 el cometa se veía claramente en los cielos leoneses (fotomontaje realizado por Foto Ruiz).
Cuando un
vendedor de máscaras de gas, que anunciaba su producto como “máscaras anti-cometa”,
llegó al pueblo y comenzó a vender su producto casa por casa, don Arnulfo no lo
pensó dos veces y compró una para cada miembro de su familia.
El 30 de
marzo don Francisco I. Madero llegó a León y en la Plaza de Gallos verificó una
reunión con objeto de propagar sus ideas. Al día siguiente funda el partido
anti-reeleccionista y el cometa Halley pasa a segundo plano entre las
preocupaciones leonesas.
Escribe don
Sóstenes Lira en su “Efemérides”: “19 de mayo.- Hacía ya varios días que el
cometa Halley se ostentaba majestuoso en el firmamento, de las cuatro de la
madrugada hasta aparecer la luz del sol, pero esta noche, entre ocho y nueve,
tres hermosas fajas nebulosas se presentaron en el espacio, llamando la
atención de los espectadores”.
Don Arnulfo
Aréchiga, más nervioso que de costumbre, se estaba vistiendo la pijama cuando
su esposa comenzó a untarse un menjurje contra las várices… el sospechoso olor
inundo la habitación y puso en alerta el afiebrado cerebro del hipocondriaco,
quien lanzando un agudo alarido comenzó a gritar: ¡Ya llegó el fin del mundo…
vamos a morir todos!
En paños
menores, pero con la máscara anti-cometa perfectamente colocada frente a su
rostro, ganó la calle y corrió dos
cuadras por la Real de Lagos (Hoy Hidalgo) hasta llegar a la Parroquia del
Sagrario, que se encontraba cerrada a esa hora. Hincose frente a las puertas y
allí, rezando el “Yo confieso, yo pecador”, lo encontraron sus hijos mayores,
quienes con gran dificultad lograron convencerlo de que el mundo no llegaba a
su fin.
Sírvase preferir a nuestro
amable patrocinador: